Conclusiones adicionales:
El número de personas que viven cerca de conflictos —a unos 60 kilómetros de donde se han registrado por lo menos 25 muertes relacionadas con conflictos— casi se ha duplicado desde 2007. En la región de Oriente Medio y Norte de África, una de cada cinco personas vive ahora cerca de una zona de conflicto.
Quinientos millones de personas residen en economías que atraviesan SFC y que carecen de datos de pobreza o estos se encuentran desactualizados. Para salvar esta falta de datos esenciales y generar estimaciones de la pobreza internacionales oportunas, en el informe se utilizaron supuestos estadísticos e imputaciones que dan lugar a una cifra estimada de 33 millones de personas más. De este número, 17 millones de pobres adicionales se encuentran en países que atraviesan SFC, lo que se traduce en un aumento del 7 % en la cantidad de pobres en esas situaciones.
Las personas que viven en SFC tienen más probabilidades de sufrir carencias en múltiples dimensiones que aquellas que habitan en otros lugares. Una de cada cinco personas sufre en forma simultánea carencias en materia de dinero, educación e infraestructura. Las economías que atraviesan SFC quedan rezagadas en todos los aspectos del capital humano (salud, educación y habilidades de las personas) en comparación con las economías que no se ven afectadas por esas situaciones. Las muertes causadas por los conflictos y la fragilidad institucional se asocian con tasas de crecimiento económico más bajas.
Si bien los efectos inmediatos de los conflictos son claros, hay consecuencias de largo plazo que pueden afectar a generaciones enteras. La exposición a los conflictos durante la infancia puede resultar en malas condiciones de salud a lo largo de la vida, y los efectos negativos en la salud van más allá de la actual generación ya que los hijos de las víctimas originales de conflictos tienen también peores resultados. Las pérdidas de capital humano debido a los conflictos reducen la productividad y los ingresos de por vida de las personas y disminuyen la movilidad socioeconómica.
Para diseñar opciones de políticas en las economías que atraviesan SFC, se necesitan análisis en que se descubran indicadores de fragilidad particulares que quizás ameriten un seguimiento activo tanto en los contextos frágiles como no frágiles. En el informe, a partir de un análisis de variables socioeconómicas, de gobernabilidad y de conflictos, se propone un conjunto basado en datos de perfiles nacionales de fragilidad. Además, se sugiere que el seguimiento en tiempo real de indicadores de fragilidad seleccionados puede permitir a algunos países adoptar medidas de prevención.
Si bien los sistemas de seguimiento y alerta temprana ayudan a identificar zonas críticas y signos de deterioro, el diseño de políticas e intervenciones para la mitigación exige una mejor comprensión de los factores que provocan los conflictos. Para maximizar el impacto, las políticas y los programas en las SFC deben ser específicos para cada contexto, focalizarse espacialmente y orientarse por prioridades estratégicas claras.