Del curso: Comunicación con confianza

Los objetivos de nuestra comunicación

Del curso: Comunicación con confianza

Los objetivos de nuestra comunicación

Cuando nos comunicamos tenemos una intencionalidad, es decir, un objetivo. Puedes pensar que no es así, que muchas veces la comunicación consiste en una mera conversación con otras personas. Sin embargo, incluso en esos casos, tienes un propósito: agradar al otro, averiguar algo, que se entere de algo, convencerlo. La intencionalidad siempre está ahí, por tanto para comunicarnos de manera exitosa será fundamental tener muy claros nuestros objetivos previamente. Además, esto nos dará una confianza en nosotros mismos y una tranquilidad que sabremos trasmitir. Cuando se trata de conversaciones o procesos comunicativos de importancia o que nos ponen especialmente nerviosos es aconsejable poner los objetivos por escrito. Pensar en ellos es el primer paso, pero no es suficiente. Redactarlos nos permite expresarlos, darles forma y pensar si realmente es lo que queremos conseguir, si es importante o es algo secundario. Porque ¿cuántas veces tenía la intención de decir algo y al acabar la conversación no lo has dicho? Por ejemplo, vas a pedir un aumento de sueldo a tu jefe, pero no sabes cómo sacar el tema y acabas hablando de cualquier otra cosa menos de eso o quieres plantear un cambio en el proceso de trabajo de tu equipo pero sabes que no lo van a aceptar fácilmente y cada vez que intentas sacar el tema la conversación acaba yendo por otros derroteros. En ninguno de estos casos has cumplido con tus objetivos a la hora de comunicarte. Son situaciones difíciles, no es fácil encontrar el momento adecuado y cuando lo encuentras es necesario estar muy centrado en el objetivo para cumplirlo. Al tenerlo por escrito, ya habrás elegido las palabras para verbalizarlo, las tendrás en tu cabeza y, en cierto modo, las estarás viendo mentalmente cuando tengas delante a tu interlocutor. Irás mucho más mentalizado para empezar la conversación, con la seguridad de saber lo que quieres decir y cómo y solo tendrás que expresar lo que ya has pensado antes. Pero quizás piensas que no siempre se puede prever el momento en el que surgirá la comunicación. Eso es cierto en parte. Por un lado, puedes ser tú el que inicie la conversación que deseas o la conversación que temes pero que sabes que va a llegar. Si has cometido un error en el trabajo y sabes que tu superior va a querer hablar contigo del tema prepárate y piensa qué objetivo tienes. Por ejemplo, explicar a qué se debió la error, qué pasos vas a dar para remediarlo o simplemente disculparte por lo ocurrido. Si tienes claro tu objetivo, será más fácil que, llegado el momento, no te quedes sin habla o que te pongas a la defensiva cuando tu intención era otra. Ahora puedes decidir si buscas tú el momento adecuado para establecer la comunicación o si te preparas y esperas a que el otro dé el paso. Recuerda: si cuando tengas que mantener una conversación sobre un tema importante tienes claros los objetivos y los redactas, será más fácil cumplirlos y la comunicación habrá sido productiva.

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